Una foto Me acuerdo que hacía sol. Mucho sol. Le daba al aire un calor seco insoportable, al que se añadía la arena del desierto pakistaní. Estuve en esta parte del mundo desde hace casi tres meses con mí cámara como sola compañera, aprovechando con ella de la intensidad de los colores bajo el cielo sur-asiásiatico, como un espejo que esconde el horror de la guerra y de la pobreza detrás de la belleza apparente de su paisaje. Como artista profesional era muy consciente y preocupada por eso... la hermosura de lo fatal... ?¿sería posible mostrar eso a la gente de otros sitios? me pregunté. Aunque un día, me fui caminando a un campamento de refugiados como muchos otros que había visto, aparte del hecho de que este tenía una atmósfera demasiado pesada, con un silencio casi de muerte, habitaciones hechas a mano... Una niña estaba fuera, sola. Me pareció muy joven, pero al mismo tiempo muy madura, con una intelegencia con algo bastante triste detrás de sus ojos. La miré. Podío ver en este momento que este tipo de madurez la tenía por cosas que los niños no tienen que ver normalmente; pero ¿que es normal? Su vida desde los doce años que había vivido era “normal” para ella - no había conocido ningún otro modo de vida. No había visto una cámara antes tampoco. Le pregunté si me permitía sacarle una foto... Un ascentimiento lento y corto de la cabeza. La mira fijamente un momento sin sacar nada, bebiendo con mis ojos el rojo-tierra de su ropa agujereada, las marcas de la piel de su cara, su pelo oscuro pero aclarado por el sol y la arena del desierto, y sobre todo sus ojos, sus ojos verdes, sus ojos de otra planeta... Bajando los mios, saqué la foto. |